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Cómo evitar mareos en el embarazo

Durante el embarazo, se presentarán cambios fisiológicos en tu cuerpo, que conllevan a la presencia de diferentes síntomas. Estos cambios son inevitables durante tu embarazo, entre ellos se encuentran los cambios cardiovasculares, pulmonares e incremento en tu gasto calórico.

Tu corazón.  Durante los dos primeros trimestres, tu gasto cardíaco aumenta entre un 30 a 40%. Este aumento comienza entre la semana 8 y 10 de gesta, y llega a su tope máximo entre las semanas 25 a 30. Ello es dado por los cambios hormonales, principalmente por el estrógeno que tu cuerpo produce. Posterior a este incremento, la progesterona, otra hormona muy importante para mantener tu embarazo, disminuirá tu presión sanguínea.

Tus pulmones. Los estrógenos también impactan en que el tracto respiratorio se inflame y tenga mayor flujo sanguíneo. Mientras avanza tu embarazo, tu diafragma se eleva 4 cm, y la caja torácica se expande aproximadamente 5 cm a nivel de las costillas inferiores. Ello altera el volumen pulmonar disminuyendo la capacidad pulmonar, incrementando la frecuencia respiratoria.

Debido a estos cambios en tu presión, es normal que sientas mareos o cansancio. Sin embargo puedes disminuir la frecuencia e intensidad de los mismos, mediante los siguientes tips:

Evita el exceso de calor.  Evita actividad física intensa, lugares llenos de gente y poco ventilados. Ten cerca bebidas refrescantes y ropa fresca. El exceso de calor puede dilatar tus vasos sanguíneos y provocarte menor tensión arterial y con ello, mareos.

Duerme recostada del lado izquierdo y levántate lentamente. Así tu sangre llegará a todos tus órganos evitando marearte.

Mejora la circulación sanguínea de tus piernas. Usa medias de descanso, o levanta las piernas sobre la pared por unos minutos al día.

Aliméntate en los horarios programados. Recuerda que tu cuerpo se encuentra con mayor gasto calórico y tus necesidades nutrimentales han cambiado. Come a tus horas y bebe suficiente agua, para facilitar el transporte de nutrientes y mantener los niveles adecuados de glucosa.

Visita a tu médico. Debes monitorear los cambios en tu presión arterial. Si bien es esperado que se presenten, éstos deben mantenerse en rangos esperados, para que no se ponga en riesgo tu salud y la de tu bebé. En tal caso, tu médico te indicará el tratamiento a seguir.

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